Vaya por delante que no me gusta demasiado trabajar con fieltro, lo considero el "hermano tonto" de la tela tradicional. Es más barato y más fácil de tratar, pero generalmente el resultado es más basto y no es apropiado, ni mucho menos, para cualquier prenda u objeto que queramos crear. Dando por hecho que es una buena opción para crear aplicaciones y broches, me ha costado encontrarle el gusto. Por eso últimamente me he esforzado en descubrir el potencial de este material con resultados sorprendentes. Primera lección: si quieres sorprender con un objeto de fieltro, busca la creatividad en el fieltro grueso.
Y hoy, precisamente, os enseño los botines infantiles que cosí para regalarle a mi sobrina el Domingo de Ramos. Como no necesita remates, apenas lleva tiempo. La idea y el patrón, una vez más, llevan la firma de Astrid Le Provost; están extraídos del libro Moda y complementos para tu bebé. Yo lo compré en FNAC, pero lo podéis encontrar en cualquier librería que tenga una sección específica de manualidades.
Una vez montados los botines, solo queda coser los botones y abrir los ojales. No estoy segura de que el fieltro aguante sin abrirse, así que preferí asegurar el ojal con la máquina de coser. Si os animáis, os recomiendo hacer el ojal antes de montar cada botín, os resultará más cómodo. ¿Quién se anima a intentarlo?
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